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VALIOSA COLABORACION ESPECIAL DEL DR. JOSE ALBERTO TOLEDO ESCAYOLA Y DE LA ARQ. MARTHA PATRICIA SALAZAR CRUZ

LA RATA CAÑERA…



Con el paso de los años y la experiencia de vivencias adquiridas, hoy comprendo el daño que sin intención siendo niños causamos, cuando en nuestra inocente niñez aplicamos un Apodo a personas, costumbre muy arraigada en nuestra querida “Choapas”, donde forma parte de la cultura popular, y así amigos de toda la vida le llamamos, Chontalegas, Veinte Rabos, La Changa, Pito loco, Cabeza de huevo, Totolon, El Puma, El Apache, Chucho la Perra y tantos otros bien conocidos por todos, pero que al paso de los años, siendo tan apreciados y queridos por todos… no logramos recordar sus nombres. Pues estos pasan a segundo plano a fuerza de la costumbre de los apodos…

Recuerdo que por lo años 60´s y 70´s , todos los días, a medio día o al caer la tarde, era costumbre observar el paso por nuestra colonia (Campo nuevo) de una figura menudita, de andar alegre, sonrisa simpática y espontánea, vestida con camiseta blanca, larga falda que llegaba a las rodillas y unas inseparables botas de hule, de gran tamaño que cubrían hasta las rodillas, con sombrero de palma y machete en la diestra, andar presurosa con rumbo indefinido, pero que al verla… el grupo de escuincles reunido en la esquina, gritaban al unísono Rata, Rata, Rata Cañera… lo que bastaba para… en un instante borrar su sonrisa y transformar en ira su pequeña figura, y blandiendo el machete amenazar a todos, por un momento perseguirnos y después pasado el enojo proseguir la marcha…

Al paso del tiempo aquella escena, se repitió mil veces y quizás con el tiempo convertido en juego cómplice de ambas partes, los escuincles malcriados gritando alegres Rata, Rata, Rata Cañera… y aquella Mujer con fingido enojo persiguiéndonos.

En una ocasión, en una de tantas escapadas con el grupo de amigos, al salir de cacería de pequeños pájaros, armados con nuestros tiradores (charpes, resorteras…) fabricados por nosotros mismos, con las excelentes ligas de caucho (que con maestría recortaba de cámaras usadas de autos) “Santo Viejo” y que al parecer eran un buen ingreso en su Talacheria, nos encontramos de frente con la Rata… Allá por el rumbo de las compresoras, que en esa época, estaban cubiertas de frondosos árboles y espesa maleza,

La pudimos observar en afanosa tarea de cortar hierbas y ramas de arbustos, forjando pequeños bultos que después cargaba a su espalda.

En la Sociedad Choapense de los años 60´s y principios de los 70´s, la vida transcurría tranquila, La religión dominante, la Católica a cuyo frente se encontraba el Padre José de Jesús Esqueda, pero también coexistían otras religiones como testigos de Jehová, Iglesia del Séptimo Día, Protestantes, Adventistas, Etc. todas de igual importancia en el desarrollo de nuestra sociedad, se contaba con escasos pero efectivos servicios de Salud, destacando la Cruz Roja Mexicana a un costado de la Iglesia, una pequeña clínica de S.S.A. contra esquina del parque Juárez, El hospital de Campo de PEMEX “El Plan” y algunos médicos particulares, entre los que se destacan los primeros doctores como Dr.Becerril. Dr.Laratena, Dr.Pedro Coronel Perez, Dr.Miguel Angel del Moral (Padre de mi amigo Miguel y Disnarda), C. Dentista Torruco Dr. Gonzalo Ocharan enimente medico egresado de la UNAM y avecindado en las Choapas, el Dr. Montes enimente medico de origen Oaxaqueño cuyo consultorio se encontraba enfrente de la Farmacia Lara junto al café de Chinos.

En este contexto cabe mencionar la importancia (a mi parecer) de un pequeño templo localizado en la esquina de la Calle Pino Suárez en el centro de nuestra ciudad, El Templo Espiritualista Trinitario Mariano, en el que como muchas familias de nuestra comunidad que no contaban con servicios médicos se acudía en busca de Fe y Salud, y en el que se realizaban Oficios Religiosos los domingos (Catedras) por la mañana, y que durante los mismos se realizaban cantos y oraciones presididos por un Grupo de Hermanas (miembros de la comunidad religiosa) ataviadas con largas túnicas blancas, y los Martes y Jueves se oficiaba la consulta y oración de los enfermos, en donde las Hermanas eran consultadas por diversos padecimientos de la feligresía durante un trance místico/religioso.

En una ocasión en que fui llevado por mis padres, al salir del templo, sentada en la banqueta pude observar la pequeña figura familiar, de sonrisa fácil y rostro alegre de aquella Mujer… La Rata, La Rata Cañera, con su atuendo característico y ofreciendo aquellos bultos, bultos de hierbas medicinales, hierbabuena, sauco, palo mulato, flor de azahar, manzanilla, tila, matalí, albahacar y muchas mas, que con su inmensa sabiduría y conocimientos ancestrales, recolectaba día a día en los bosques y pastizales de nuestra querida Choapas, en ese día comprendí lo cruel que puede ser un niño, pero también comprendí la importancia de aquella mujer en nuestra sociedad, al colaborar con sus conocimientos de herbolaria a favor del bienestar de tantos y tantos, que Domingo a Domingo acudían a ella para mitigar sus males, y por cuyo oficio y manera de realizarlo quizás se gano su apodo. La Rata, La Rata Cañera.., hoy quisiera recordar su nombre, pero en mi memoria perdura la fuerza de la costumbre, de nuestra tradición, El Apodo… que por esta ocasión sirva para recordar a tantos y tantos que como aquella pequeña mujer, y cuyos nombres se pierden en la memoria, ¡forjaron nuestra sociedad Choapense!.

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